
En el solar que antaño ocupara hasta el año 2002 un secadero de jamones aparecieron restos de viviendas del siglo I ubicadas fuera de las murallas de la ciudad y, también, un conjunto termal cuya planta se conserva casi íntegra. Así podemos contemplar los baños de agua caliente (caldaria), agua fría (frigidaria), templada (tepidaria) e, incluso, los vestuarios (apodyteria). Estos últimos con sus suelos enlosados con lastras de mármol. Junto a esa estancia podemos ver un gran espacio abierto para realizar ejercicios gimnásticos (palestra). Ese espacio engloba en su centro una gran piscina (natatio). Estas termas parece que estuvieron en funcionamiento entre los siglos II y V d.C.
A escasos metros de las termas, haciendo esquina con las calles José Ramón Mélida y Sagasta, se construyó un edificio residencial en cuya planta sótano se abrió el Centro de Interpretación denominado de las Siete Sillas. En él podemos ver un pequeño tramo de la muralla, con una torre de planta redonda adosada. Dentro de la muralla y unida a ella, encontramos algunas estancias pertenecientes a una vivienda, una de ellas con suelo de mosaico bícromo. A la misma vivienda pertenece el estanque rectangular rematado en ábside.